Uno de los hallazgos
arqueológicos más sorprendentes de Inglaterra ha ocurrido recientemente, cuando
se descubrieron los restos de un hombre bajo un estacionamiento municipal en
Leicester. Para probar la identidad de Ricardo III se utilizó ADN mitocondrial,
que fue comparado con el de Michael Ibsen, un ebanista canadiense que es
descendiente directo de la hermana de Ricardo III, Anne de York. Tras estas
pruebas, los científicos declararon que "no hay duda razonable" de
que los restos descubiertos corresponden "efectivamente a Ricardo
III".
Ricardo III gobernó solo durante
dos años y fue el último rey de Inglaterra en morir en batalla. En agosto de
1485, cabalgó fuera de Leicester para luchar en la Batalla de Bosworth, donde
encontró la muerte. Según los arqueólogos hay signos de una muerte violenta:
Existe evidencia de un fuerte golpe en el cráneo y se encontró una cabeza de
flecha entre las vértebras.
En lugar de recibir una sepultura
real como correspondiera a su cargo, el cuerpo de Ricardo III, como guerrero
derrotado, fue devuelto a la ciudad días después, donde sus restos desnudos
fueron expuestos para probar a ambos bandos enfrentados en la guerra que el rey
realmente estaba muerto. Luego fue enterrado cerca de una iglesia.
Y 520 años después, en septiembre
de 2012, su cuerpo fue descubierto bajo un estacionamiento de autos, gracias a
una búsqueda realizada por arqueólogos de la Universidad de Leicester.
El reinado de Ricardo III fue el
último correspondiente a la Casa de York, sucedido tras su muerte por la
dinastía de los Tudor, quienes alimentaron la historia de que Ricardo III era
básicamente un monstruo. Desde el siglo XVIII se discute entre los
historiadores si Ricardo realmente era malvado, o si fue un buen rey, cuya
historia fue contaminada por los Tudor, discusión que probablemente resurgirá
ahora.