Siempre hemos
oído hablar de los trastornos psicosomáticos. Como su nombre lo menciona, se describe
como las alteraciones en nuestro organismo, muchas veces representadas como
malestar que afecta nuestra calidad de vida y nos hace acudir a un médico, pero
basadas en un origen, según se describe de manera habitual, “psicológico”. Y es
que hasta la fecha, de manera general, sabemos pues, que cuando estamos
estresados, nos sube la tensión, o presentamos dolores de cabeza o de abdomen.
Incluso pueden ir a presentaciones clínicas más complejas como lesiones
dérmicas, afectaciones neurológicas, endocrinológicas, etc, que suelen ser de
dificil manejo por los médicos.
Pero ¿qué base
neurológica hace referencia a dicho origen “psicológico”?. Hasta hace poco la
ciencia no nos daba una respuesta exacta. Recientemente neurocientíficos de la Universidad
de Pittsburgh al mando del doctor Peter L. Strick han publicado un trazado del
circuito neurológico que estaría asociado con la presencia de dichas
afecciones. Dichas conexiones involucran áreas motoras y emocional de la
corteza cerebral con la glándula suprarrenal (productora de una serie de
hormonas que influyen sobre nuestro organismo) y quizá otros órganos a través
del sistema vegetativo o autónomo.
Este grupo de
investigadores se ha especializado en el uso de trazadores de vías nerviosas, a
través de la práctica con virus, específicamente modificados para poder
“pintar”, una vez incluidos en el tejido nervioso, las vías por las que se
conectan distintas funciones, como por ejemplo las vías neuronales que se
dirigen a los músculos y permiten mandar la señal cerebral para su actividad.
Por tanto, utilizando la misma herramienta y con modernas técnicas de estudio
se han permitido estudiar funciones más complejas como el control y vías de
respuestas a distintos otros órganos y sistemas del cuerpo humano (como por
ejemplo el sistema inmunológico).
De esta manera
han estado estudiando las áreas cerebrales que se activan a respuestas de
estrés en patologías tan conocidas como el síndrome de intestino irritable. A
las áreas reconocidas en función emocional y cognitiva (sistema límbico) se
asocia también áreas motoras como el circuito de la corteza motora
primaria (área frontal del cerebro) que sorprendentemente tienen conexión
directa con glándulas en el cuerpo conocidas para las respuestas al estrés,
como la referida glándula suprarrenal que produce diversas sustancias a la
sangre como noradrenalina en respuesta a la activación del sistema
simpático.
El autor
incluso denota interesantes estudios que se están realizando con áreas modernas
como por ejemplo el estudio de regiones cerebrales que se activan durante la
práctica de la reciente corriente del “mindfulness” para verificar si generaría
actividad inhibitoria sobre las vías previamente referidas, que actuarían sobre
la glándula suprarrenal. Y de este modo se pondría en práctica una futura
herramienta terapéutica como es la posibilidad del uso de la estimulación
magnética transcraneal (ya puesta en práctica por médicos hoy en día para el
manejo de diversas patologías neurológicas y psiquiátricas) para, conociendo
las áreas involucradas en diversas respuestas corticales a patologías
psicosomáticas como el síndrome del intestino irritable, actuar sobre ellas con
modulaciones que permitan su desaparición.
Sin duda un
área bastante interesante y con futuro diverso a nivel de investigación para
los que estén involucrados en la neurociencia.
A quienes estén
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estudios a nivel científico, que pueden observar en el siguiente enlace:
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