domingo, 21 de enero de 2018

Estudios en el virus Zika permitirían grandes avances en la desaparición de un importante tumor cerebral


Los tumores cerebrales corresponden solamente el 1 al 2% de todos los procesos cancerígenos, pero es sin duda uno de los primeros en la lista en lo que corresponde a deterioro funcional y cognitivo con generación de rápida incapacidad en la persona debido a la afectación de un órgano muy preciado en nuestro organismo, como es el cerebro.

En la población adulta los tumores que lideran la lista serían el conocido meningeoma, un tumor por lo general benigno, pero cuyo crecimiento rápido puede suponer alteración por compresión de parénquima cerebral; y en segundo lugar el temido glioblastoma, un tumor cerebral maligno que puede llegar a ser muy agresivo y a pesar de tratamiento quirúrgico, radioterapia y quimioterapia, llegar a limitar un pronóstico de vida de 1 a 2 años.

Ya hace uno o dos años, toda la población mundial se horrorizaba por los efectos que estaba generando en los recién nacidos de mujeres embarazadas que habían sido infectadas por la epidemia del virus Zika. Un flavivirus con afectación directa en el sistema nervioso, de manera que aquel feto, con un cerebro recién en formación se veía directamente afectado, aquellas células de proliferación rápida, aquellas células llamadas células madre con futura determinación en neuronas, eran atacadas por aquel virus, generando una pérdida importante de masa encefálica y el posterior nacimiento de un niño con microcefalia y acusado retraso psicomotor.

Hoy en día, la comunidad científica empieza a ver con otros ojos aquel deprimente virus, y así lo da a notar en una pre-publicación reciente, científicos de la Universidad Estatal de Campinas (Facultad de Ciencias Médicas) de Brasil, quienes han recreado experimentos previos, in vitro, afectando células del glioblastoma, que son igualmente de proliferación rápida, principal característica de las células cancerígenas, comparándose a unas células madre, en este caso del mismo tumor. Y de ahí el hallazgo, en 24 horas el virus había determinado una reducción importante de estas células, casi desapareciendo de la placa horas después.

Ya en el pasado, investigadores habían demostrado efectos similares con otra especie de flavivirus, como el “Weste Nile virus”, sin embargo, el efecto había sido destructor tanto para células del propio glioblastoma, como para neuronas sanas.

En octubre del 2017 se publicó en el “Journal of Experimental Medicine”, un estudio dirigido por los doctores Michael Diamod, Milan Cheda y Jeremy Rich, de la Universidad de California, San Diego y el Cleveland Clinic Lerner Research Institute, en el cual viendo ese efecto neurotrópico directo del virus Zika, realizaron el mismo estudio, pero en modelos animales murinos (ratones), evidenciando que ralentizó el crecimiento del tumor y prolongo la vida de los ratones con dicho tumor. Además, parece tener un efecto positivo sobre la actividad del medicamento quimioterápico usualmente utilizado con este tumor, la temozolamida.

Reconociendo éste gran hallazgo con una aparente actividad más específica de dicho virus contra células malignas y no células normales del sistema nervioso, se abre una importante puerta de investigación, para quizá en algunos años, acabar con un tipo de tumor muy temido en la actualidad.

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