Desde hace mucho tiempo sabemos que muy aparte de
nuestra condición genética, trasladada de nuestros padres y antepasados, no es
el único indicador para que generemos alguna enfermedad como por ejemplo la
diabetes, la hipertensión arterial, el cáncer, etc. Sino que también depende y
mucho de nuestro contacto externo con el medio dónde vivimos, día a día, como
por ejemplo por la comida que comemos, las sustancias nocivas que consumimos
(cigarrillo, alcohol, etc.), el lugar donde vivimos y trabajamos con posibles
contaminantes (sustancias nocivas, etc.). De manera que no todos los que tienen
una condición genética para una determinada enfermedad la terminen teniendo
sino en algunas ocasiones en particular en el que nuestro medio y nuestra
relación con tal medio determina unos factores condicionantes a nivel
epigenético para que termine afectando a nuestro organismo.
Ahora bien, es interesante pensar que, como hemos
hablado en algún artículo previo, actualmente cobra importancia una serie de
medios en nuestro organismo que implican ese contacto con factores del medio
externo, como el caso del microbioma intestinal, que hasta hace poco no nos
daba ninguna importancia, y que ahora muchos científicos y médicos por todo el
mundo estudian y reconocen como fundamental para la expresión final de muchas
enfermedades metabólicas, inmunes, endocrinológicas, neurológicas, etc.
Y más aún suena importante el reciente estudio de un
grupo de investigadores alemanes del “Helmholtz Zentrum München”, quienes han
publicado en la prestigiosa revista científica Nature Genetics, el hecho de que
el consumo de una dieta rica en grasas no solo predisponga a obesidad y
distintos trastornos en la persona sino que afectaría a mayor predisposición a
ello a sus hijos, esto durante la gestación. Es decir, un condicionante externo
donde, por ejemplo si los padres de una persona tienen un mal hábito
alimenticio con dieta alta en grasas durante la época que gestan a un nuevo
ser, a nivel epigenético habría una expresión a nivel de la cromatina, por
ejemplo a nivel de las células germinales (espermatozoide y óvulo) que pasaría
a la información genética del embrión del nuevo ser a crecer pudiendo ser
afectados desde la infancia con este tipo de predisposición a ser obesos o
presentar intolerancia al azúcar entre otras patologías. Así lo demostraron en
un experimento con modelos animales (ratas) donde dieron alimentos rico en
grasas comparado con otro grupo con dieta normal por 6 semanas previo a la
implantación de sus espermatozoides y óvulos en otras ratas para llevar a cabo
los estudios en los productos con las tendencias referidas.
Esto no solo sería una hipótesis más para explicar
el aumento de diabetes y obesidad en la población desde la década de los 60
debido a una mala cultura dietética en casi todo el mundo, sino que además
sustentaría una de las hipótesis más antigua de Lamarck y Darwin sobre el hecho
de que los padres podría trasladar a los hijos rasgos adquiridos por el
contacto con el medio ambiente.
Esto sin duda abre la puerta nuevamente a una nueva
área de amplia investigación de cómo la epigenética de modo reverso influiría
sobre la genética y por otro lado sobre las condiciones como tal que podría pasar
durante la época de gestación de madre a hijos.
De tener mayor interés en el artículo en cuestión,
les alcanzamos el nexo:
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con la posibilidad de ofrecerles todo el material necesario para estudios a
nivel científico, que pueden observar en el siguiente enlace:
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