miércoles, 11 de noviembre de 2015

¿La famosa migraña estaría en relación a un desorden de los lípidos?




La migraña es un tipo de dolor de cabeza que afecta alrededor del 12 al 16% de la población, siendo más incidente en mujeres y es la primera causa de consulta de los neurólogos. El que menos conocerá un familiar, amigo o conocido que sufre dicha patología y lo dificultoso que es manejarla en oportunidades si no es bien seguida por un especialista, pudiendo afectar de manera importante la calidad de vida de las personas.

Su causa real a la fecha no es conocida si bien se manejan dos hipótesis sobre ésta, la primera en relación a un desorden vascular en el que existe una vasoconstricción a nivel de arterias craneales con una respuesta de rebote manifestada en vasodilatación intensa, y la segunda en un sustento neurogénico en el cual una alteración a nivel de neurotransmisores en corteza cerebral ocasionaría una hiperexcitación con posterior inhibición generalizada que al afectar sobre vías del nervio trigémino terminaría generando como efecto secundario el cuadro vascular. Pero como se puede ver el porqué puede ocurrir esto y cómo finalmente, es algo que se sigue estudiando a la fecha, si bien, por suerte para muchos, ya existe distintos medicamentos que a través de modulación de distintos neurotransmisores logran controlar la enfermedad.

Recientemente un artículo publicado en la revista “Neurology” el pasado mes de septiembre ha encontrado una relación entre la migraña y un desorden a nivel de lípidos. Como se sabe algunos desordenes severos del metabolismo de esfingolípidos puede terminar en enfermedades con expresión neurológica como la enfermedad rara de Gaucher. Otras veces alteraciones menores de estos mismos lípidos se han investigado estarían relacionadas con distintas patologías, incluso neurológicas, como la demencia, la esclerosis múltiple, el dolor y la obesidad.

El autor de dicho artículo B. Lee Peterlin, determina que el cambio en niveles de dos subtipos de estos esfingolípidos (la ceramida y  la esfingomielina) podrían estar involucradas en este tipo de cefalea (dolor de cabeza). Esto abre una puerta de investigación no solo para el estudio de biomarcadores futuros que sirvan para descartar tipo especiales de migraña que pueden confundir con otras causas primarias y secundarias de dolor de cabeza, sino además para la  busqueda de otras dianas terapéuticas para esta frecuente patología neurológica.

Es interesante denotar como parece ser que los desórdenes en el balance de distintos lípidos podrían estar más que relacionadas con distintas enfermedades incluso de índole neurológico, al igual que en artículos pasados hemos comentado que infecciones adquiridas podrían influir en la presentación de enfermedades diversas. Cada vez vemos la importancia de desórdenes en una compleja homeostasis cororal, en la presentación de diversas patologías.

Quien esté interesado más en el tema puede leer el siguiente nexo para su lectura:


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Cáncer de un parásito trasmitido a un ser humano: ¿Se trata de la puerta de conexión entre enfermedades humanas como el cáncer e infecciones por distintos agentes microbiológicos?



El día 05 de Noviembre se publicó en la reconocida revista científica: “New England Journal of Medicine” un artículo respecto al caso de un paciente portador de virus HIV en estadio avanzado de inmunodeficiencia que presentó unas tumoraciones en ganglios linfáticos y sistema pulmonar. Contaba además con el diagnóstico de infección parasitaria para Hymenolepis nana,  un parásito de la clase cestodo que puede llegar a medir de 15 a 40 mm y que infecta habitualmente el sistema digestivo de los seres humanos a nivel intestinal. Inicialmente la persona recibió tratamiento antiparasitario y antiretroviral, sin embargo su estado clínico empeoró y tras el estudio de biopsia de los tumores pulmonares, inicialmente planteados como infección extraintestinal de dicho parásito, se determinó la posibilidad de un cáncer, que al no cumplir con los criterios de neoplasias típicas del ser humano, fueron enviadas al centro de enfermedades infecciosas de Estados Unidos (CDC) donde se determinó por distintos estudios que dichas células de características neoplásicas correspondían a una neoplasia del parásito que infectó al paciente en cuestión.

Este es el primer estudio conocido hasta la fecha que comprueba la posibilidad de producción de cáncer en parásitos multicelulares si bien si se han descrito en invertebrados, incluso del tipo de gusanos de tierra, tal como se determina en el artículo.

Se genera la hipótesis de que dicha transformación neoplásica en el parásito pueda haberse debido a agentes externos del propio paciente que hayan del mismo modo alterado el comportamiento metabólico del parásito en su interior, a consecuencia de una proliferación en demasía producto de las defensas bajas del huésped.
Lo que genera más intriga y novedad en el mundo científico es que una enfermedad humana sea consecuencia de la transformación neoplásica de un parásito en su interior. Y esto debido a que se sabe a la fecha que ciertos agentes infectantes como por ejemplo el virus del papiloma humano, por ejemplo, entre otros microbios, debido a la alteración en la estructuras y tejidos de los órganos afectados en el ser humano pueden condicionar cáncer. Así como también se sabe que existen casos de clonaciones de tipos de células cancerígenas que pueden Ser transmitidos naturalmente de huésped a huésped en diversos mamíferos como por ejemplo los demonios de Tasmania o perros domésticos. E incluso el caso de pase de células cancerígenas de madre a hijo en estadio fetal o de donante a receptor en caso de trasplantes de órganos. Pero el reconocer que una enfermedad que se inicia en un parásito que a la vez infecta al ser humano, pueda pasar a formar parte de la enfermedad del mismo ser humano es algo preocupante y hasta hace poco irreal. Sin duda una puerta a la investigación en muchos campos, justo en el momento actual en el que cada vez más, y como hemos descrito en artículos previos, el estudio de la flora microbiológica tanto interna propia de cada persona como posiblemente modificada y adquirida en el tiempo, puede favorecer a distintas enfermedades que hasta hace poco creíamos que conocíamos su etiología o por otro lado calificábamos como de etiología idiopática (desconocida).

Este descubrimiento, tal como termina refiriendo el artículo en mención, abre la puerta a una importante y profunda conexión que tendremos que estudiar en los siguientes años entre infecciones y cáncer, y nos atrevemos a ampliar, probablemente con muchas otras enfermedades de perfil inmunológico como las famosas patologías autoinmunes entre otras.

Sin duda un importante campo para inicio de investigaciones a futuro en distintas áreas de la medicina científica.

En caso de interés, les alcanzamos el link al artículo “Malignant Transformation of Hymenolepis nana in a Human Host” de Ait Muehlenbachs y colaboradores:


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