domingo, 17 de enero de 2021

Sobre la nueva fuente de lucha contra Pandemia COVID-19: Las esperadas vacunas.

 

Hace un año desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó la emergencia de salud de una infección, para entonces ya demostrada entre humanos, que se iba esparciendo a manera de epidemia, desde los primeros brotes en Wuham, China. Solo dos meses después, marzo del 2020, la OMS daba crédito al inicio de la pandemia SARS-CoV-2. El resto, hasta la fecha es historia.

Fue entonces que la comunidad científica y como nunca se había visto, apresuró las investigaciones para encontrar en plazo récord una vacuna. Por suerte, ya se había investigado al respecto con las epidemias de coronavirus previos, el SARS-CoV-1 en el 2002 y el MERS en el 2012.

Katalin Kariko, investigadora húngara radicada en EE.UU., otra gran embajadora de las mujeres en la ciencia, y sus estudios de más de 40 años en la utilidad del ARN mensajero (ARNm) para la fabricación por nuestras propias células para el uso de proteínas específicas, incluso cuando al mundo de la ciencia solo le interesaba el estudio del ADN allá por los años 80, es quien hoy sale en los medios de comunicación de todo el mundo, por su gran contribución con las primeras vacunas para el COVID-19 que se empiezan a colocar por todo el mundo. Las vacunas de las casas comerciales Pfizer y Moderna.

Siempre, en la historia de la humanidad, ha existido un grupo de la sociedad que movidas por el miedo que genera la ignorancia, deposita en los medios sociales, hoy en día de muy fácil acceso, información errónea para fomentar el desorden social y caos, en base a sus ideas falsas. Sin embargo, nos toca a todas las personas y profesionales de la ciencia, promulgar la seguridad y beneficios de los avances científicos para beneficio de la sociedad. Más en un momento tan vital para el futuro de la población mundial, como la de hoy. Aclarar a nuestros familiares, amigos y compatriotas lo que es una investigación básica e investigación clínicos en búsqueda de la seguridad y eficacia de una medicación, donde la genética interviene desde hace más de 40 años sin darnos cuenta, y la necesidad que todos, con dicho conocimiento apoyen un beneficio común.

El estudio de la secuencia genética completa del SARS-CoV-2 y la identificación de sus proteínas estructurales y no estructurales han permitido establecer las nuevas formas de vacunas basadas en ARN, ADN y en péptidos, así como otras basados en principios ya conocido de elaboración (aunque más laboriosas) de virus atenuados  e inactivos, así como de subunidades de éstas; todas útiles para la estimulación de nuestro sistema inmunológico en la formación de anticuerpos y memoria de respuesta para defendernos del virus.

Es importante tener en cuenta que una vacuna no nos limita el aún así poder infectarnos, e incluso, si bien parece ser que la tasa de infección es menor, de la posibilidad de contagiar a otras personas durante un tiempo, al menos mientras continúen los estudios, pero si evita la posibilidad de que en caso de contraer el virus, no caer enfermos, incluso gravemente enfermos, saturar los sistemas sanitarios y de esta manera permitir que nuestros seres cercanos y el resto de la sociedad, esté más segura, y pueda recobrar, quienes ya sufren de otras enfermedades, la adecuada atención por los centros sanitarios.

Esta búsqueda de inmunidad activa para el COVID-19, se lleva a cabo actualmente, en base a 9 formas de vacunas. La basada en la inyección de ADN a nuestras células, del laboratorio Inovio; la de ARN de los laboratorios Moderna y Pfizer; la de vectores virales de los laboratorios Oxford/AstraZeneca, CanSino Biologics, Janssen y Gamalaya/Sputnik; las de subunidades virales de laboratorios Novanax, AdaptVac y Clover Biopharma; la de virus vivos atenuados de Codagenix e Indian Inmunologicals Ltd; la de virus inactivados de SinoVac y SinoPharm; la de partículas similares al virus, la de subunidades partidas del virus (como por ejemplo la actual vacuna de la gripe); y las basadas en ribonucleoproteínas.

Son pocos los países que han contribuido en el estudio y avances de desarrollo de estas vacunas. Nuestro país, Perú, no ha sido la excepción, en donde las Universidad Cayetano Heredia y San Marcos, junto con el laboratorio chino SinoPharm se encuentran actualmente en elaboración de la fase III del ensayo clínico de la vacuna por virus inactivado. Se puede contribuir con tal, a través de la siguiente página web: https://vacunacovid.pe/.

Para quienes tengan mayor interés acerca del avance de vacunas para la COVID-19, les alcanzamos los siguientes enlaces, de artículos de libre acceso que nos han parecido muy gráficos para detallar tales opciones:

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7785400/

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33402220/

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7757035/

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7685034/

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